Para Rosa, la terapia visual es su manera de ayudar a otras personas a mejorar sus vidas. Cuando la escuchas hablar de su trabajo hay una cosa que queda patente: le encanta lo que hace. A lo largo de todo el proceso se siente una espectadora privilegiada por poder ver cómo evolucionan los pacientes que pasan por el Centro Montrull. Pero, sin duda, lo más gratificante para ella es poder ser parte de ese cambio que produce la terapia visual y sobre el que es una experta.
¿Cómo le explicarías a una persona que no sabe nada sobre vosotros qué es el Centro Montrull?
Le diría que somos un centro en el que se realizan diversas terapias para ayudar a las personas, tanto desde el punto de vista de la visión, como desde el punto de vista auditivo y del equilibrio corporal mediante reflejos.
¿Cómo se relaciona todos estos campos?
El equilibrio y la parte vestibular son las que se encargan de mantener la postura del cuerpo. Un buen equilibrio da una buena estabilidad, por lo tanto, la parte visual será mucho más estable y equilibrada. Así, para la visión será más fácil llevar a cabo la convergencia, divergencia y acomodación si la parte del equilibrio está bien desarrollada. Por su parte, la audición también está relacionada. Un buen equilibrio conlleva que haya una buena tonicidad muscular y un buen control del cuerpo. Por ello, la localización de los sonidos será más fácil si ya existe una buena estabilidad corporal. Dicho de otro modo, para que nos entendamos, si no hay un buen equilibrio, la postura del cuerpo no será la idónea y existirán problemas para situarse en el espacio y poder localizar el sonido de forma rápida y eficaz.
Tu campo de especialización es la terapia visual. ¿Podrías explicarnos qué es?
Es una terapia que tiene como objetivo mejorar problemas visuales que no pueden corregirse con el uso de gafas. Trata problemas de enfoque, mala coordinación visual, ambliopía, estrabismo y de aprendizaje relacionados con algún problema visual, tanto en mayores como en niños y niñas. Puede realizarse a cualquier edad, aunque suele ser más importante en menores, ya que los problemas pueden repercutir en su desarrollo o en el aprendizaje en etapa escolar.
Esto de la edad es una de las grandes dudas. Trabajáis mucho con niños y niñas, pero ¿hay una edad límite a partir de la cual la terapia visual ya no funciona?
La edad no tiene nada que ver. A lo largo de toda la vida, una persona pasa por muchas etapas, en las cuales lo que son los síntomas que alertan de problemas en la visión son diferentes. Actualmente, en el día a día, en la vida cotidiana, tenemos más demanda a nivel tecnológico en visión de cerca, por lo que surgen más problemas en edades adultas. Pero no hay edad límite ni edad perfecta para la terapia visual. Podemos tratar con bebes si hace falta.
Trabajar con niños y niñas no siempre es fácil. ¿Cómo hacéis para que se impliquen en la terapia?
Normalmente, los niños y niñas mientras van funcionando se van buscando sus estrategias y van cómodos. Y lo que hacíamos cuando venían al centro era que pasaran, ahora no se puede por la covid, pero cuando se podía, hacíamos que pasaran dentro de una sesión con otro menor para que pudieran interactuar entre ellos, sin que estuviéramos nosotras, y que ellos se preguntaran. Así podían intercambiar opiniones y experiencias.
Intentabais convencer al niño o niña indeciso con la experiencia de otro paciente. ¿Os funcionaba?
Sí, funcionaba. Muchos niños y niñas al principio no quieren hacerlo, tienen miedo a equivocarse y les causa molestia, pero con el tiempo van realizando sesiones y ven las posibilidades de superar sus dificultades y pasa a gustarles. ¿Por qué? Porque puedo ir a jugar fútbol, puedo coger bien la pelota, puedo ir a pasear con la bicicleta, estoy mejorando las notas y mis padres no me riñen porque hago el deber mucho más rápido.
¿Podrías explicar de manera concreta qué hacéis en una sesión de terapia visual?
En una sesión de terapia visual cada paciente tiene unas actividades diferentes, porque es un programa personalizado en función de los problemas que presenta cada persona y de lo que necesita mejorar. Por ejemplo, podemos tener pacientes con problemas de enfoque y podemos realizar actividades de juego para que ejerciten los músculos del zoom. Por otro lado, hay niños y niñas que tienen problemas de aprendizaje a raíz de un problema en la visión y lo que hacemos es programarles otro tipo de clase alternativa, en la cual realizan actividades para desarrollar la discriminación o la memoria visual, por ejemplo. Cada caso es diferente. Son terapias personalizadas.
¿Y cómo es el proceso? Es decir, ¿con qué frecuencia se realizan las sesiones? ¿Es necesario trabajar en casa?
La terapia visual consta de una sesión semanal de aproximadamente una hora. Se realiza esa sesión en el Centro y se complementa con unas actividades de refuerzo que pueden realizar en casa. Así, trabajan la habilidad que quieres desarrollar durante la sesión y, posteriormente, realizan un entrenamiento en casa.
¿Cuánto suele dudar el tratamiento con terapia visual?
La duración de la terapia es en función de cada persona. También va en función de cómo se desarrolle el paciente. Por ejemplo, hay personas que tienen un rendimiento alto y están participativas en las sesiones. Entonces, la interacción entre la terapia y el paciente es mucho más rápida y terminan antes.
¿Cuál dirías que es el requisito indispensable para que la terapia visual funcione con éxito?
La motivación, la constancia y el trabajo que ellos realizan. Sobre todo, las ganas que tengan de mejorar. Hay algunos, sobre todo niños y niñas, que presentan dificultades a la hora de desarrollar alguna actividad concreta y para que puedan mejorar tienes que ayudarles a que se den cuenta, a que sean conscientes del problema. Normalmente, mientras trabajan en la terapia aprenden y así, al final, pueden superarlo.
¿Cuáles son los síntomas que pueden indicar que alguien necesita terapia visual?
Los síntomas son diversos, sobre todo en función de si son menores o personas adultas. En el caso de los niños y las niñas, pueden tener dificultades en la coordinación y el equilibrio cuando realizan deportes e intentan evitarlos. También problemas de lectura, tienen baja velocidad, baja comprensión y cuando leen se saltan líneas o las vuelven a releer. Problemas de escritura, como coger mal el lápiz, girar demasiado el papel o acercarse demasiado a la hoja. Se pierden cuando realizan copias de la pizarra o de un texto. Incluso hay niños y niñas que, en alguna ocasión, cuando miran de lejos, te guiñan un ojo. Necesitan cerrar para poder ver bien. Y en adultos son síntomas más específicos porque saben explicarlo mejor.
Imagino que los problemas serán diferentes.
Sí. Sus problemas están más relacionados con las tareas de cerca, aunque hoy en día los menores también están muy expuestos a las nuevas tecnologías. Tienen visión borrosa de lejos y cerca. Tienen más dificultades en el zoom. Cuando están trabajando cierto tiempo de cerca y miran de lejos tienen visión borrosa. Les pican los ojos o los tienen rojos. Les cuesta mantener la concentración cuando están trabajando de cerca o en lectura. Suelen tener muchos dolores de cabeza e incomodidad y fatiga cuando tienen que sentarse a hace cualquier cosa más minuciosa.
¿Cuáles son los problemas más comunes que encontráis entre vuestros pacientes?
Lo más común son niños y niñas que tienen un bajo rendimiento en lectura, que son detectados por los profesores. Y lo que es la grafía, escriben muy mal con muchas faltas ortográficas, se saltan y se comen letras. Y en mayores son dolores fuertes de cabeza y problemas de visión borrosa.
¿Existe desconocimiento acerca de la optometría y la terapia visual?
Hoy en día está cambiando. Lo que es la terapia visual se empieza a conocer y, lo más importante, cuando alguien la realiza, van apareciendo las mejoras, lo nota y el resultado lo ven día a día. Además, hay multitud de estudios científicos que abalan los resultados.
Hay alguna manera en la que vosotros podáis medir de manera objetiva los resultados de una terapia.
Sí. Se hace un examen exhaustivo de todas las funciones visuales, en el cual se toman medidas de los cambios de enfoque, la cantidad de coordinación de los ojos o de visión binocular. Normalmente, este examen se realizar al principio para saber qué es lo que tenemos delante y qué tenemos que trabajar. Luego durante la terapia se van haciendo sesiones de control para poder valorar si lo que estamos trabajando funciona y le está funcionando, porque no a todo el mundo le funcionan las mismas actividades y los mismos métodos. Tenemos que encontrar el método más acertado para que esa persona esté a gusto y poder trabajar sin que se frustre.
Para acabar, me gustaría que nos contaras qué es lo que más te gusta de tu trabajo.
Lo más gratificante de mi trabajo es ver cómo llega a ti una persona que tiene muchos problemas en su día a día, en el trabajo, en el colegio, donde sea, y esta persona viene, confía en ti, trabajas con ella y ves la evolución desde que empieza hasta que acaba, tanto a nivel de visión como a nivel personal. El cambio en la autoestima… Hay muchas personas que vienen con la autoestima muy tocada, porque tienen muchos problemas y cuando acaban el cambio es espectacular. Eso es lo que más te llena. Saber que formas parte del cambio con tu trabajo y que puedes ayudar tanto es lo más gratificante.